Tras un mes combatiendo contra el Coronavirus, lamentablemente perdió la batalla el pasado martes
Profesional, tenaz, entusiasta, entregado y, sobre todo, apasionado, son las palabras que mejor describían a Genaro Fuentes Vélez, corresponsal de El Heraldo de Chihuahua en Delicias y la región, quien este martes se unió a la estadística de fallecidos por el Covid-19, enfermedad contra la cual peleó más de un mes.
Ayer en la mañana, en un grupo de Whatsapp de reporteros locales, nos enteramos del deceso de Genaro. Nadie lo creía al principio. “No lo puedo creer en verdad, yo juraba que iba a salir”; “está muy grave pero todavía no ha muerto”; “Dios, te lo suplicamos”, escribieron algunos compañeros.
Pero poco después se confirmó el hecho fatal. En las oficinas de esta corresponsalía se recibió por teléfono la noticia de parte de su esposa Socorro, quien recibió la mala nueva del médico internista de la clínica 11 del Seguro Social, donde Genaro se encontraba desde el 23 de noviembre.
Treinta años antes Genaro Fuentes había llegado a Delicias proveniente de la Ciudad de México, donde comenzó su labor informativa hace 32 años.
En realidad, su acercamiento a los medios de comunicación ocurrió mucho antes. Nacido el 30 de junio de 1964 en Ecatepec, Estado de México, Genaro fue el segundo de cuatro hijos del matrimonio conformado por Victoriano Fuentes Rivera, dueño de una imprenta, y de la señora Sofía Vélez, mujer dedicada al hogar. En el negocio de su padre donde Genaro conoció las primeras letras impresas en papel.
En los años que siguieron a su niñez y adolescencia descubrió su pasión por el periodismo. Cuando cursaba el primer semestre en la Universidad Autónoma de México (UNAM), leyó un reportaje que lo atrapó tanto que despertó su vocación por “el mejor oficio del mundo”, como lo definió el escritor Gabriel García Márquez.
Con diecinueve años de edad, Genaro optó por la carrera de Periodismo y Comunicación Colectiva. Evocaría años más tarde que en aquella época estudiantil editaba un pequeño periódico en la imprenta de su padre.
“El periodismo se debe hacer por gusto y con pasión. El desenmascarar un dato o hecho noticioso que ha tratado de ocultar de manera dolosa un funcionario público, me genera gran placer y gusto por mi trabajo, y aunque suene a morbosidad, cuando lo redacto y tecleo sea una crónica o un suceso periodístico- me genera gran placer cual si se tratara de un orgasmo”, expresó una vez.
Tras recibirse como licenciado en Periodismo por la UNAM en 1987, Genaro inició su carrera en El Heraldo de México como corrector. Posteriormente, de 1988 a 1990, trabajó ya como reportero bajo la tutela de Francisco Huerta, conductor del memorable programa radiofónico Voz Pública, transmitido a través de Radiópolis.
El destino también lo trajo a las tierras norteñas de Chihuahua. Fue aquí donde tuvo sus años más fructíferos como periodista y padre de familia, pues en Delicias vio crecer a sus tres hijas: Adriana, Amaranta y Sofía.
Primero trabajó en El Diario y después en El Heraldo de Delicias, del que fue coordinador general de 1994 a 1998, y nuevamente corresponsal de 2010 a 2020.
Raúl Rivas García, ex colaborador, recordó de aquel primer periodo: “En ese tiempo teníamos una redacción de lujo. En El Heraldo nunca tuve censura, nunca tuvimos censura cuando trabajamos con Genaro Fuentes; realizamos reportajes conjuntos por personas que cayeron a la cárcel por fraudes, de personas que cayeron a la cárcel por otro tipo de delitos… incluso nos atrevimos a publicar notas de narcotráfico aun poniendo en riesgo nuestra integridad física”.
A la par de su labor en medios impresos, Genaro retomó su entusiasmo por el periodismo radiofónico, primero en la empresa Radiza y después en Sigma Radio.
Como en el periódico, desplegó en la radio otra de sus virtudes: la inventiva. Encontraba el lado interesante a cualquier tema, hecho, persona u objeto que encontraba, a fin de presentarlo al público de una forma agradable.
También publicó un libro de sus vivencias periodísticas: “Plantones… y atorones”.
Genaro sabía transmitir su entusiasmo cuando se trataba de realizar alguna tarea, como sucedía con la cobertura de eventos generados por problemas sociales como la defensa del agua, tema al que dedicó largas jornadas acompañado de Verónica Gómez, compañera de trabajo en El Heraldo y fiel escudera.
Verónica recordó que en su última salida, a una comunidad pesquera abandonada, vieron gran cantidad de buitres, lo que ella tomó como un mal augurio. “No seas supersticiosa”, le respondió Genaro.
Dos días después cayó enfermo y ya no volvió a reportear, labor en la que siempre aplicó su dicho: “Vivir la vida con pasión pero sin excesos”.
FUENTE: El Sol de Parral
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